Serie ZENCILLEZ, Lección 4/100
Cuando una persona cumple 30 años de nacido, habrá tenido la gracia de vivir 10.950 días diferentes. ¿Diferentes? Sí. No existe un día igual a otro. No ha habido un día caluroso igual a otro, ni uno lluvioso igual a otro. Quizás la sensación sea la de creer que todos los días son iguales a pesar de poderse comprobar que todo, absolutamente todo, está en permanente cambio y que nada, absolutamente nada, en el plano físico, es para siempre.
Y si nada, en el plano físico, es para siempre, tanto los días que calificamos buenos como los que rotulamos como malos y sus situaciones, no serán así por sæcula sæculorum (por los siglos de los siglos). Y esa certeza de finitud, a cambio de producirnos tristeza nos debe llevar a la alegría de la nueva y permanente oportunidad que, no es otra cosa que la constante posibilidad.
Tú y yo somos la posibilidad: la posibilidad de aprender de las sensaciones incómodas, de las sensaciones cómodas, de la tristeza y de la alegría, de lo blanco y de lo negro, de la luz y de la oscuridad y en general, del mundo de la polaridad y de los opuestos.
¿Qué debo aprender de cada situación? y ¿Qué actitud debo tomar frente a cada situación? La clave será siempre orientarnos en la autoobservación, en la toma de decisiones sobre lo que nos produzca paz y en la intención de servir siempre a los demás. Y para este último aspecto, el Maestro Jesús indicaba: “Amar al prójimo como a ti mismo”, lo cual implica que la calidad de amor que se da a los demás dependerá inequívocamente del amor que tengas por ti mismo. En ese sentido, la persona más importante de tu vida eres tú. ¿No lo sabías?
Imagen de ehsan ahmadnejad en Pixabay
Referencias:
Los textos de la Serie Zencillez, de Estar Bien, escritos por Álvaro Posse, están inspirados en el libro: Zen, Simple Seikatsu No Susume de Shunmyo Masuno.
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