Alguna vez, cuando Gonzalo Gallo era sacerdote en la ciudad de Cali, lo escuché enseñando sobre el perdón. Palabras más, palabras menos, señalaba la importancia de perdonarse a sí mismos, de perdonar a los demás y de pedir perdón al Creador.
El perdón, sin duda, tiene un poder terapéutico, restaurador y sanador que tiene unas particularidades que se deben señalar.
Perdonarse a sí mismo es una acción de la cual nos hacemos conscientes mediante la regla de oro: Por haber hecho a los demás, o a sí mismo, lo que no queremos que nos hicieran a mí, que nos dañara o causara dolor. Para esto, de acuerdo con Bert Hellinger, reconocido como el padre de las Constelaciones Familiares, es importante “no pedir perdón” porque tal vez, quien recibe la solicitud, no está preparado para hacerlo o se puede poner en una condición de superioridad. A cambio, es conducente decir “lo siento”, de esa manera, pese a haber ofendido a otra persona o a sí mismo, será cada quien el restaurador de la situación, en un ejercicio de autocompasión. (Zik, 2017)
Perdonar a los demás no depende de que la persona que nos haya ofendido venga a solicitar perdón o a decir “lo siento”. Es también un acto restaurador de cada quien, en este caso, de la persona que ha recibido la ofensa que se sana a sí mismo, sin necesidad de la presencia del agresor. En este caso entra en juego la capacidad de compasión de la persona que perdona, recordando que, aunque parezca una paradoja, “cada quien hace lo mejor que puede con la información que tiene”.
Pedir perdón al Creador es la parte más sencilla. No hay que hacer absolutamente nada, mientras se haya realizado el acto de perdonarse a sí mismo o de perdonar a los demás. Esto se plasma en las palabras de Jesús de Nazareth cuando enseñando la oración del Padre Nuestro, dice: “Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Inútil resulta entonces pedir Perdón al Creador sin haber perdonado a los demás. A cambio, y una vez realizado el perdón a los demás, se debería -por ejemplo- elevar una oración al Padre, en gratitud por haber tenido la gracia de sanar el corazón a través del ejercicio del perdón a sí mismo o a los demás.
Beneficios en la salud
“Médicos y psicólogos han trabajado desde varios años sobre los beneficios del perdón, plasmando con pruebas científicas que perdonar implica desprenderse de lo que ha pasado, con ello se la logrado incrementar la salud física de las personas, seguidas de una salud mental; estudios de cardiología demuestran que cuando se perdona existe una menor frecuencia cardíaca que se ve reflejada en una menor tensión arterial. El perdón ayuda a liberarse del uso de medicamentos para dormir, combate los trastornos de ansiedad y permite que seamos más propensos a vivir más años. El perdón verdadero incrementa los niveles de inmunidad, reduce los períodos de estrés y de dolor físico.” (El observador en línea, 2016)
Álvaro Posse
Psicología positiva y Mindfulness
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Referencias
El observador en línea. (2 de Abril de 2016). El observador de la actualidad. Obtenido de Perdonar es sanar: la ciencia lo demuestra: https://elobservadorenlinea.com/2016/04/perdonar-es-sanar-la-ciencia-tambien-lo-demuestra/#:~:text=El%20perd%C3%B3n%20ayuda%20a%20liberarse%20del%20uso%20de,los%20per%C3%ADodos%20de%20estr%C3%A9s%20y%20de%20dolor%20f%C3%ADsico.
Zik, A. (17 de Julio de 2017). Aielet Zik. Obtenido de Una nueva mirada sobre el perdón: https://aieletzik.com/una-nueva-mirada-sobre-el-perdon/#:~:text=Seg%C3%BAn%20la%20mirada%20de%20Hellinger%2C%20cuando%20pedimos%20perd%C3%B3n,persona%20todav%C3%ADa%20no%20est%C3%A9%20en%20condiciones%20de%20hacerlo.
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